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trabajos. Sea como sea, con una información realista quizá cambies de opinión
" trata de no enjuiciar algo que tal vez no conoces basándote en ideas que quizá sólo son prejui-
cios; la consideración de los colectivos de gays y lesbianas como actividades radicales suele ser
lo que dice la gente heterosexual que está desinformada; no repitas como un loro sus palabras
" si no te apetece conocerlos, al menos deja de juzgarlos sin conocimiento de causa. Las críticas
del tipo: son radicales, forman un gueto, no quieren integrarse y se autoexcluyen porque sí, son
propias de la sociedad heterosexista; deja de repetirlas, eso alimenta tu negatividad y perjudica
tu autoestima.
b) El ambiente
El ambiente lo forman los bares, las discotecas y los locales frecuentados por personas homo-
sexuales y, por extensión, se utiliza también para referirse a tiendas, librerías y todo tipo de es-
pacios en torno a la homosexualidad.
Es probable que a estas alturas hayas ido ya a algún local de ambiente. Si no te ha gustado, pre-
gúntate qué es lo que has visto allí que te desagrada tanto. ¿Acaso no ves lo mismo que en los
bares donde hay gente heterosexual? ¿Cuáles son las diferencias? Quizá tu rechazo se debe a la
falta de costumbre y a cierta tendencia a la generalización, algo muy frecuente en la mente
humana. Las lesbianas que hayas visto allí y que no te gustan por el motivo que sea no son la
Homosexualidad con mayúsculas. Hay tantos tipos de lesbianas como de mujeres en el mundo,
¿por qué te empeñas en enjuiciar una orientación sexual en función de un grupo de personas que
no te han caído bien? Si eres lesbiana y te sientes diferente de ellas, ¿por qué seguir creyendo
que todas son de una determinada manera si tú misma lo eres y no cumples con esa definición?
Piensa que estás generalizando y te estás dejando llevar por los prejuicios. Estás juzgando a
unas personas en función de su orientación sexual.
Cuando vas por la calle y ves a un grupo de chicos jóvenes bebidos hacer el tonto, ¿piensas
acaso: «qué asco de hombres heterosexuales»? Si no lo haces, ¿por qué en el caso de personas
homosexuales juzgas sus actos en función de su orientación sexual?
c) Cultura gay y lesbiana
Quizás eres de las que piensan que no existe una cultura homosexual. Todo depende de qué
entiendes por la palabra cultura. Para aclararnos, la definiremos como toda manifestación artís-
tica realizada por personas homosexuales y expresada a través de distintos medios, ya sean mu-
sicales, literarios, pictóricos, cinematográficos, gastronómicos...
Si rechazas este tipo de cultura, quizá seas de las que dicen: «no me interesa porque es limita-
dora». En general solemos interesarnos por unas cosas más que por otras. Depende de la perso-
nalidad, la educación y los intereses de cada una. Pero si te gusta leer, ir al cine, escuchar mú-
sica, observa qué es lo que te produce rechazo de la cultura lesbiana. ¿La conoces bien? ¿A tra-
vés de qué medios has sabido de su existencia? ¿Estás al día de sus novedades, de las nuevas
tendencias? ¿Conoces nuestra historia? ¿Cómo puedes saber que no te gusta o no te interesa si
no sabes nada de ella? Tal vez has leído un libro que no te convenció. ¿Vas a rechazar el resto
por una sola obra?
¿Por qué crees que no te interesa? ¿Cómo puede ser que si te gustan las mujeres o una sola mu-
jer, no te apetezca leer un libro sobre eso o ver una película que trate ese tema? Al afirmar que
no te interesa, que lo rechazas, de alguna forma estás permitiendo que los mensajes negativos
acerca de la homosexualidad dirijan tu vida. Porque estás dando la espalda a tu propia cultura,
no lo olvides. Eso no significa que tengas que reducir tus intereses sólo a ella. Todo lo contrario,
quiere decir que acercándote a ella, ampliarás tus horizontes sin renunciar a todo lo demás. Se
trata de abrirte a más cosas, no de cerrar puertas.
Por desgracia, muchas de las mujeres que rechazan la cultura lésbica creen que conocerla y
asumirla implica aislarse de todo lo demás. Polarizan la situación en dos únicas opciones: cul-
tura lésbica contra cultura en general (heterosexual, no lo olvidemos).Y ambas se excluyen mu-
tuamente. Esto es un error. Conocer tu cultura significa ampliar no reducir. No quiere decir que
des la espalda a la cultura mayoritaria (mainstream, en el mundo anglosajón). Se trata de sumar,
no de restar.
No es mi intención convencerte de que debes militar en un colectivo, sumarte al ambiente y
estar al día sobre todo lo que se hace en la cultura lésbica. Ese no es mi propósito y, por supues-
to, ser lesbiana o bisexual no se reduce sólo a eso, ni se es mejor o peor o más o menos lesbiana
o bisexual según el interés que se tenga por el mundo gay y bisexual. Sólo pretendo que te cues-
tiones la posibilidad de que rechazas todo eso a causa de tus prejuicios. No te pido que cambies
tu vida si no quieres, sólo que respetes a quienes piensan de otra manera y no les juzgues por su
orientación sexual. En la mayoría de los juicios que haces sobre colectivos, ambiente y cultura
homosexual hay un punto en común: la visión negativa de la homosexualidad. No ves un bar de
ambiente como un bar, sino como un bar de ambiente. No ves una película de lesbianas como
una película, sino como una película de lesbianas. Siempre reduces esos espacios, personas y
productos a la homosexualidad y esa etiqueta los convierte en algo negativo. ¿Estás de acuerdo?
¿Sientes rabia al pensar en ello? ¿Crees que estoy equivocada? Reflexiona sobre esto durante
unos días, a ver qué conclusiones sacas.
Recuerda, este tipo de actitudes tiene que ver con la identificación con el opresor. Nos han edu-
cado para creer que las relaciones entre personas del mismo sexo son algo malo. Durante mu-
chos años te han bombardeado con esas ideas de tal forma que las has interiorizado y ya forman
parte de tus creencias, aunque de una manera inconsciente. Cuando crees que no te gusta el cine
lésbico, quizás encuentras argumentos que te convencen de que no te gusta por motivos estéti-
cos o de otra índole. Trata de buscar si tras esos motivos aparentes existe aún la homofobia inte-
riorizada.
Si eres una persona que vive al margen del mundo gay y lésbico, la prueba de que tienes prejui-
cios negativos hacia la homosexualidad es más evidente aún. Mientras no tengas contacto con
ese mundo, ¿de dónde surge tu idea de él? Desde luego que no de la realidad ni la experiencia,
sino de las creencias negativas que tienes arraigadas.
Déjame que te dé un ejemplo. Yo nunca he estado en Nueva York. Sin embargo, conozco esa
ciudad por cientos de películas y libros que me la han mostrado. ¿Qué idea crees que tengo de
ese lugar? Pues muy fácil: creo que es una ciudad peligrosa,* llena de delincuencia, donde no
puedes salir a la calle porque corres peligro. Esa es la idea que he extraído del cine y la televi-
sión, de todas las películas y series violentas que he visto, donde las calles de Nueva York eran
el escenario de algún tipo de crimen o abuso. También he visto películas de amor que transcu-
*
Por desgracia, el terrible atentado que derribó las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 (transmitido casi en
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